EL PAPEL DE LAS FUERZAS ARMADAS EN LAS REPÚBLICAS ARABES

El Ministro de Defensa egipcio, general Abdel Fattah al-Sisi, había advertido dos días antes al país que los militares tomarían decisiones definitivas si el Presidente Mursi no abandonaba el poder. Ya no se trataba de llegar a algún tipo de acuerdo sobre los pasos a seguir en el proceso de transición política de Egipto, sino directamente de terminar con la deriva islamista que se estaba produciendo en el Poder Político y que contaba con la oposición de los altos mandos militares. Desde su constitución como república, con la deposición de la monarquía en julio de 1952, Egipto ha sido un país gobernado por los militares: Nasser era coronel del Ejército cuando dio el golpe militar, y sus sucesores, Sadat y Mubarak, generales del Ejército y de la Fuerza Aérea respectivamente. Por tanto, la instauración de un régimen democrático encabezado por un civil es una anomalía en la historia política de Egipto, pero más lo es, si cabe, que haya llegado al poder un miembro de los Hermanos Musulmantes, organización político-religiosa que ha sido combatida por los militares desde antes de la independencia del país. La cuestión fundamental es que las fuerzas Armadas, que son la única entidad que estructura la organización política en el país como en las otras repúblicas árabes, fallaron en la gestión de la transición política que sobrevino a la caída del Presidente Mubarak. Este proceso, que se dio en llamar eufemísticamente “Primavera Árabe”, no fue, no lo es, una revolución democrática de las sociedades civiles árabes, que no existen como tales –“sociedades desorientadas” como dice Florentino Portero–, como tampoco existen los medios de comunicación libres o las organizaciones no gubernamentales, sino auténticas revueltas populares consecuencia de la profunda crisis económica en la que están inmersos los países árabes de la Cuenca Mediterránea. Así, ahora se ve como la ciudadanía apoya a los militares que retoman el poder, abrazan a los soldados y se acercan a los tanques que se han desplegado por todas las ciudades egipcias. La aspiración popular se advierte muy simple: que los  militares retomen la senda de las decisiones políticas previsibles que permitan recuperar el flujo de los capitales extranjeros, generar un crecimiento económico sostenible que de satisfacción a las ingentes masas de jóvenes que se incorporan a los mercados de trabajo –la media de edad de Egipto es de 24,8 años– y crear espacios de libertad para los diferentes grupos que integran estas sociedades, que no son tan homogéneas sociológica y religiosamente como se piensa en Occidente. Por tanto, “para terminar con el estado de división nacional” los militares han empezado a tomar decisiones previsibles: suspensión de la nueva Constitución que llevaba al país a una deriva islamista, nombramiento de un Presidente civil tutelado que recae en el Presidente del Tribunal Supremo, Adly Mansur, y la constitución de un gobierno interino que gestione realmente la transición política del país. Para estas acciones las Fuerzas Armadas cuentan con el apoyo de los partidos democráticos escasamente organizados en torno a la figura de El Baradei y de los líderes de las diferentes confesiones religiosas del país, todos ellos comparecieron en la primera declaración institucional del general Abdel Fattah al Sisi. Por consiguiente, parece ineludible acometer la purga de los islamistas de las instituciones del país y la celebración de un proceso electoral que lleve al poder a un civil que cuente con el apoyo de las Fuerzas Armadas. En todo este proceso, las Fuerzas Armadas han contado con el apoyo del principal aliado del país: los Estados Unidos. Antes de su visita oficial a Sudáfrica el Presidente Obama manifestó su preocupación por los acontecimientos políticos en Egipto, lo que se interpretó como el aval definitivo a una intervención de los militares para acabar con el poder de los islamistas. Por tanto, en términos estratégicos significa que los Estados Unidos mantienen a uno de sus aliados fundamentales en la región, junto con Israel. El paso siguiente será recuperar a Irán para el bloque occidental…


Florentino Portero: “Egipto: la solución militar”, Libertad Digital, 2 de julio de 2013, en http://www.libertaddigital.com/opinion/florentino-portero/egipto-la-solucion-militar-68865/


Un análisis comparativo, inevitable, con la situación política turca la aporta Rafael Calduch: "Un golpe militar a la turca", Libertad Digital, 4 de julio de 2013, en
http://www.libertaddigital.com/opinion/rafael-calduch-cervera/egipto-un-golpe-de-estado-a-la-turca-68891/




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