LA DOCTRINA MILITAR DE RUSIA DE DICIEMBRE DE 2014

En la entrada del mes de septiembre de 2014 titulada REVISIÓN DE LA DOCTRINA MILITAR DE RUSIA dimos cuenta de las informaciones que aseveraban la inminencia de la aprobación por el Poder Político ruso de una actualización de la Doctrina Militar vigente de febrero de 2010. Aunque han pasado algo menos de cinco años desde su aprobación, la elite que dirige la política de seguridad y de defensa de Rusia considera que se han producido cambios estratégicos de tal calado que imponen la actualización de los documentos básicos en los que se plasman sus concepciones de la seguridad nacional. Sin embargo, no se puede hablar de cambios estratégicos sin más, si no, en concreto de que la concreción de las previsiones apuntadas en la Doctrina Militar de 2010 en cuanto a la amenaza que representaba para Rusia la ampliación de la Alianza Atlántica hasta las mismas fronteras del país, precisamente cuando esa misma élite dirigente consideraba vigente desde los años noventa un compromiso sobre la prevalencia rusa sobre el “extranjero cercano”, aquel espacio territorial formado por los Estados exsoviéticos que forman su área de seguridad más próxima. Aunque esta tesis es contestada desde Occidente, sin duda, la anuencia de los antiguos dirigentes soviéticos y, en particular, la aceptación por parte de Gorbachov y Shevarnadze de la unificación alemana, estuvo condicionada al respeto por parte del Directorio occidental de ese espacio de seguridad que Rusia considera fundamental para garantizar su propia seguridad nacional. El documento aprobado por el Consejo de Seguridad de la Federación Rusa el 19 de diciembre fue adoptado por el Presidente Putin mediante un decreto presidencial el 26 de diciembre de 2014 -y cuya versión pública se divulgó a partir del 30 de diciembre- no explicita una nueva Doctrina Militar, sino que se trata de una actualización del documento de 5 de febrero de 2010 aprobado por el anterior Presidente Medvedev. Como decía el Presidente Putin en una sesión de trabajo con los mandos superiores de las Fuerzas Armadas el pasado 19 de diciembre: “nuestra doctrina militar no cambia, sigue siendo estrictamente defensiva, pero protegeremos de manera consecuente y firme nuestra seguridad (…) Rusia siempre defenderá sus intereses y su soberanía, contribuirá a reforzar la estabilidad internacional y abogará por una seguridad igual para todos los países y pueblos”. Para ello, en el documento recién aprobado se mantiene la doctrina de la “contención convencional”, esto es, Rusia dispone de unas “Fuerzas Armadas conceptualmente distintas, capaces de prevenir incidentes militares con fuerzas de uso general, no con el poder nuclear”. A continuación se definen los peligros a los que se enfrenta Rusia como son la expansión de la Alianza Atlántica y la desestabilización de espacios geopolíticos que son claves para la seguridad nacional, como son la frontera occidental, Asia central y el Ártico. Precisamente en el nuevo documento se encomienda a las Fuerzas Armadas la misión de garantizar los intereses en el círculo polar, lo que justifica la creación de un nuevo Mando Estratégico –véase la entrada RUSIA REFUERZA SU POLÍTICA DE SEGURIDAD Y DEFENSA de diciembre de 2014-. En el nuevo documento se dice textualmente que “el incremento del potencial de la OTAN, la ampliación de sus funciones globales y la aproximación de las infraestructuras militares de los países miembros a las fronteras de Rusia es uno de los mayores peligros externos”. Como consecuencia de ello, aparecen como peligros para la seguridad “la desestabilización de la situación en algunos países, el menoscabo de la seguridad global y regional y el despliegue de contingentes militares en países limítrofes a Rusia”. En esta línea también se detalla como un peligro a la integridad territorial las “reclamaciones territoriales a Rusia y a sus aliados (con referencias concretas a Abjasia y a Osetia del Sur), así como la injerencia en los asuntos internos”. De hecho, en el mismo documento se hace referencia a nuevas formas de guerra irrestrictica como son el uso de las protestas sociales en el interior del país o la manipulación de los flujos de información, que son “acciones dirigidas al cambio violento del régimen constitucional, la desestabilización política y social y la desorganización de la labor de las entidades públicas, de las empresas importantes y de los organismos militares”. El terrorismo en sus diferentes manifestaciones continúa siendo un peligro para la seguridad nacional puesto que “las actividades de grupos terroristas y personas (van) dirigidos a socavar la soberanía, la unidad y la integridad territorial de la Federación Rusa”. En el ámbito estratégico aparece una nueva amenaza a la seguridad nacional en el programa de desarrollo americano Prompt Global Strike, así como las armas de precisión y el desarrollo de armas hipersónicas convencionales por potenciales adversarios, sistemas de armas en los que también están trabajando actualmente los institutos de investigación militar rusos. En cuanto a las armas nucleares el principio básico de la Doctrina Militar continúa siendo la disuasión, que se define como “la capacidad de infligir un daño inaceptable a un agresor”, y que va dirigida a la prevención de un enfrentamiento nuclear a gran escala con otra potencia nuclear: “la prevención de un conflicto nuclear, así como de cualquier otro conflicto bélico, es la base de la Doctrina Militar rusa”. En este sentido, se mantiene la política de empleo de armas nucleares establecida en el documento anejo a la Doctrina Militar de 2010 “Fundamentos de la Política Estatal en Materia de Disuasión Nuclear hasta 2020”: Rusia se reserva el derecho de usar armas nucleares como respuesta a una agresión exterior con armas de destrucción masiva, o cuando una agresión con armas convencionales ponga en peligro la existencia misma del Estado. En la reunión con los altos mandos militares unos días antes de la firma del decreto presidencial de la Doctrina Militar, el Presidente Putin enfatizó que las armas nucleares “son el factor más importante para mantener el equilibrio global” y que excluyen la posibilidad de una agresión a gran escala contra Rusia”. También afirmó la necesidad de “continuar la modernización de la Aviación de Largo Alcance y la puesta en servicio operacional de los submarinos portamisiles (de la clase Borei)”. Por su parte, el Jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas general Valeri Gerásimov declaró el 29 de diciembre que “mantener y desarrollar las fuerzas nucleares estratégicas es sin duda la prioridad principal”. En consecuencia, las Fuerzas Nucleares Estratégicas recibirán en 2015 más de cincuenta nuevos cohetes intercontinentales para equipar a cuatro regimientos de las Fuerzas de Cohetes Estratégicos (RSVN) y a los dos nuevos submarinos portamisiles de la clase Borei Alexander Nevsky y Vladimir Monomakh.

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