ESTADOS UNIDOS AVANZA EN LA MILITARIZACIÓN DEL ESPACIO

En la entrada del mes de diciembre de 2015 titulada PARA SER EUROPEOS NO LO HACEMOS TAN MAL, sobre el despliegue de la constelación de satélites europea Galileo, introducíamos una reflexión sobre la relevancia del espacio en las guerras del siglo XXI recordando la máxima de Friedman de que las guerras del futuro se librarán en el espacio porque los adversarios buscarán destruir los sistemas espaciales que les permiten seleccionar objetivos y los satélites de navegación y comunicaciones deberán ser destruidos para inutilizar su capacidad bélica. En la entrada anterior del blog que lleva por título POLITICA ESPACIAL DE RUSIA Y MANTENIMIENTO DEL RÉGIMEN DE ESTABILIDAD GLOBAL planteamos cómo se llevará a cabo dicha destrucción. Sin duda, estamos ante una segunda carrera espacial, a la que se han sumado las potencias emergentes que están realizando fuertes inversiones en programas espaciales propios, y ante una inevitable militarización del espacio, porque hemos deducido el principio general de que si alguna potencia consigue poner armas en el espacio, también habrá armas de respuesta. Esto es así porque la disuasión y el control de armamentos están estrechamente vinculados a la cambiante tecnología armamentista. Ante el fracaso del régimen de estabilidad estratégica en materia espacial nos planteamos: ¿qué hacen los Estados Unidos al respecto? Porque sencillamente es el país que más satélites tiene en el espacio, su economía es la más dependiente de las tecnologías de la sociedad de la información y, por tanto, tienen más que perder. El Presidente Obama ha enviado en estos días al Congreso “un informe y un anexo clasificado sobre la política integrada para contener (la cursiva es nuestra) a los adversarios de los Estados Unidos en el espacio” de acuerdo con la cláusula 1613 de la Ley de Autorización de la Defensa Nacional que especifica que “el presidente debe iniciar un proceso interinstitucional para desarrollar la política de contención de los adversarios en el espacio”. Esto supone que seguimos con las políticas propias de la Guerra Fría. Estos adversarios son inequívocamente Rusia y China. De hecho, la Administración Obama se ha referido en diversas ocasiones a la “amenaza rusa en el espacio” y este ha sido uno de los temas prioritarios que se han sacado a la luz en los debates del presupuesto del Departamento de Defensa para 2017 con la finalidad de incrementar las partidas presupuestarias relacionadas con los programas espaciales desde el los cohetes SLS -probado con éxito el 28 de junio de 2016- hasta los aviones exoatmosféricos. Sin embargo, paradójicamente, los Estados Unidos siguen manteniendo la dependencia de los motores rusos RD-180 de Energomash, perteneciente a la agencia espacial Roscosmos, para propulsar los cohetes espaciales Atlas 5 que se emplean para situar en órbita los satélites militares de las Fuerzas Armadas y de la NRO, así como también del avión espacial no tripulado X-37. Y todo esto, dentro del desquiciante régimen de sanciones actualmente vigente contra Rusia por la implicación en el conflicto de Ucrania -véanse las recientes declaraciones del senador John McCain en esta materia-.

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