EL PRIMER ATAQUE MASIVO DE UNA INSTALACIÓN MILITAR CON DRONES

Pues sí que empezamos bien en cuanto a hitos históricos en 2018. Durante la noche del 5 al 6 de enero de 2018 una de las organizaciones terroristas de las muchas que han protagonizado la guerra civil siria y que, posteriormente fue identificado como perteneciente al Estado Islámico por los responsables militares rusos, lanzó un ataque aéreo masivo con vehículos aéreos no tripulados (UAV) contra las dos bases militares principales rusas en Siria. Se trató de una acción coordinada de al menos trece aparatos, de los que diez intentaron atacar la base aérea de Hmeymim, en Latakia, armados con bombas de muy reducido tamaño y otros tres hicieron lo propio contra la base naval de Tartus, ambas situadas al norte del país y en territorio controlado por las fuerzas gubernamentales. Decimos “intentaron” porque según indicó el Ministerio de Defensa ruso en una nota oficial de 8 de enero de 2018 en la que reconocían dichos ataques, los UAV fueron abatidos por la defensa antiaérea o sometidos a interferencias electrónicas que evitaron que alcanzaran sus objetivos que, sin duda, eran causar el mayor destrozo posible en la línea de aviones de combate estacionados en la base aérea y en los barcos amarrados en la base naval, pero también, y especialmente, lograr el mayor impacto mediático –como consiguieron los rebeldes hutíes de Ansar Alá en la guerra de Yemen cuando atacaron con un drone  naval la fragata saudí “Al Madinah” en el Mar Rojo el 30 de enero de 2017-. Según el comunicado oficial del Ministerio de Defensa ruso -que cita Sputnik el mismo día 8 de enero de 2018-, siete UAV resultaron derribados por los sistemas de defensa antiaérea Pantsir-S1 que se encuentran desplegados en Siria desde septiembre de 2015, y los otros seis pudieron ser controlados por los sistemas de guerra electrónica que se despliegan en ambas bases y al menos tres de ellos fueron capturados intactos y otros tres se estrellaron como consecuencia de las interferencias a las que fueron sometidos. Este acontecimiento debe conectarse con los ataques con fuego de morteros y cohetes que ha estado sufriendo la base aérea de Hmeymim y que hasta ahora habían sido repelidos con éxito por los sistemas antiaéreos descritos, pero que, sin embargo, en el más reciente que tuvo lugar el 31 de diciembre de 2017, causaron dos bajas entre los militares rusos. Ese ataque habría afectado además a los aviones estacionados en la base aérea y se habrían causado daños graves a al menos siete de ellos, según informó el diario ruso Kommersant el 3 de enero de 2018. Sin embargo, esto no ha sido reconocido por el mando militar ruso ni tampoco ha podido ser contrastado con fuentes independientes ni, hasta ahora, por imágenes satelitales. Como comentamos en el blog en la entrada Y LA GUERRA LLEGÓ A SU FINAL, el Presidente Putin ordenó el 11 de diciembre de 2017 la retirada de las fuerzas desplegadas en Siria al alcanzarse los objetivos militares principales, pero dejando fuerzas suficientes en las bases de Hemymim y Tartus para actuar de inmediato en apoyo del Ejército sirio si fuera necesario. Resulta llamativo que mientras las tropas rusas se implicaron a fondo en la guerra civil en Siria las bases militares principales rusas estuvieron a salvo de ataques terroristas y ahora que el grueso de las mismas ha regresado a sus bases en Rusia es cuando se encuentran sometidos a repetidos ataques, el más reciente de ellos con medios novedosos –el Ministerio de defensa ruso ha afirmado, después de analizar los UAV empleados, que sus soluciones técnicas “solo podían ser originarias de un país con altas capacidades tecnológicas”-, realizado desde larga distancia –el mando militar ruso identificó que los UAV se lanzaron desde la aldea de Muazzar, en la denominada zona de distención de Idlib, a más de cincuenta kilómetros al noreste de Latakia, que posteriormente fue bombardeada por la aviación rusa- y bien coordinados al atacar de forma simultánea ambas instalaciones militares que se encuentran una de otra a más de setenta kilómetros de distancia. Aunque por las imágenes aportadas por el Ministerio de Defensa ruso los UAV capturados son de naturaleza rudimentaria eso no obsta para que hayan sido guiados de forma tan eficiente a larga distancia, lo que implica el uso de sistemas de navegación por satélite tipo GPS, por otra parte fácilmente accesibles en el mercado civil. Pero, ¿las "heroicas" fuerzas militares rusas, como así las calificó el mismo Presidente Putin en su discurso del 11 de diciembre de 2017 en Hmeymim, no habían aplastado totalmente a los enemigos del legítimo gobierno sirio? ¿Por qué las fuerzas gubernamentales sirias siguen bombardeando despiadadamente a los objetivos rebeldes de forma indiscriminada? De forma sorpresiva, y que deja poco espacio a la duda, el Presidente Putin afirmó en una entrevista el 11 de enero de 2018 que el ataque con drones tenía por objetivo socavar las relaciones entre Rusia, Turquía, de cuya zona de responsabilidad partió el ataque, e Irán en la resolución del conflicto en Siria. El Presidente Putin dijo: "estoy convencido de que ni los militares ni las autoridades de Turquía están relacionados de ninguna manera con este incidente. (...) Pero debo reconocer abiertamente que nosotros tampoco conseguimos controlar siempre lo que debemos controlar allí, al igual que los socios turcos tampoco lo consiguen siempre.", pero insistió: "sí que hubo provocadores, pero no fueron los turcos." (declaraciones recogidas en Sputnik, 11 de enero de 2018). Es más, el análisis de los medios empleados y de los explosivos que armaban las pequeñas bombas de los aparatos no tripulados llevó al Ministerio de Defensa ruso a afirmar que estas tecnologías solo proceden de países muy desarrollados y en cuanto a los explosivos apuntaron directamente a Ucrania ("General Staff reveals details of drones that attacked Russian bases in Syria", TASS, 11 de enero de 2018). Como dice un refrán español muy castizo: "aquí nadie da puntada sin hilo". Sea cual sea el motivo o causa de estos ataques, lo cierto es que nos encontramos ante un evento militar sin precedentes que requiere de una profunda reflexión porque después de tantos augurios por fin ha sucedido: el primer ataque masivo con drones y que ha sido realizado por actor no estatal.

Nuestras reflexiones sobre el uso de los robots en las guerras del siglo XXI se recogen en las entradas: ROBÓTICA Y CONFLICTO MILITAR EN LA SOCIEDAD INTERNACIONAL GLOBALIZADA, LAS LEYES DE LA ROBÓTICA, EL CONFLICTO POSMODERNO Y LA GUERRA TECNOLÓGICA y EL EMPLEO DE LOS ROBOTS EN LOS CONFLICTOS ARMADOS DEL SIGLO XXI: CONSIDERACIONES GENERALES.

"Somos dos o uno;
uno queriendo ser dos, o lo contrario, dos,
que atraviesan por pruebas
arduas, como quererse o enlazarse,
en busca de ser uno, solo uno."

No hay comentarios:

Publicar un comentario