SATÉLITES SECRETOS Y LANZADORES PRIVADOS

En la entrada del mes de diciembre titulada COHETES Y MAS COHETES nos ocupamos de los lanzamientos espaciales que llevó a cabo Rusia en diciembre de 2017, en concreto los destinados a aplicaciones militares. Pues bien, parece que el mes de enero de 2018 es el de los Estados Unidos, aunque ha comenzado con resultados dispares. El 9 de enero se informó que la carga útil que transportaba el cohete Falcon 9 que había despegado el 8 de enero desde Cabo Cañaveral, en Florida, se había desplomado en la atmósfera cuando no se separó del cohete portador, y por tanto, había resultado destruida. Pero, ¿cuál era la carga del Falcon 9? Según informaciones de medios especializados se trataba de un satélite gubernamental altamente clasificado denominado Zuma, fabricado por Northrop Grumman. Los detalles del evento son escasísimos. Sin embargo, la corporación aeroespacial SpaceX, responsable del lanzamiento, emitió un escueto comunicado en el que informaba: “No comentamos sobre misiones de esta naturaleza, pero en este momento las revisiones de los datos indican que el Falcón 9 funcionó correctamente.” En efecto, ocho minutos después del lanzamiento la primera atapa del cohete descendió en posición vertical y aterrizó con éxito en una plataforma habilitada al efecto. Se sabe que el lanzamiento estaba programado para el mes de noviembre de 2017 pero los ingenieros de SpaceX retrasaron la fecha de lanzamiento para estudiar los datos de una prueba previa del carenado de la carga útil que llevaron a cabo para otro cliente. Este lanzamiento es la tercera operación con carácter clasificado que ha realizado SpaceX para agencias gubernamentales de los Estados Unidos. Tres días después, el 12 de enero de 2018 despegó desde el complejo 6 de la base aérea de Vandenberg, en California, un cohete Delta IV Medium+ de la variante 5,2 en el marco de la misión NROL-47 para la Oficina Nacional de Reconocimiento de los Estados Unidos (NRO). En este caso, el comunicado de la empresa United Launch Alliance ha sido igual de escueto, aunque hay que recordar que el 24 de septiembre de 2017 otro cohete despegó de la misma base aérea para poner en órbita el satélite de reconocimiento NROL-42 para la NRO destinado a detectar lanzamientos de cohetes estratégicos en el hemisferio norte a través de sensores infrarrojos –detalle en la entrada DEMASIADOS PÁJAROS EN EL CIELO VERSIÓN 2017: COHETES ESTRATÉGICOS, SATÉLITES Y ARMAS ESPACIALES-. En este caso se ha especulado que se ha usado para poner en órbita un nuevo satélite de reconocimiento radar Topaz. United Launch Alliance, creada para unificar esfuerzos en esta materia entre Boeing y Lockheed Martin, ha sido la responsable hasta ahora de poner en órbita veintisiete satélites para la NRO. Posteriormente, el 20 de enero un cohete Atlas V de United Launch Alliance despegó desde Cabo Cañaveral con un satélite de reconocimiento SBIRS GEO 4. Se trata del cuarto satélite de una serie de cuatro destinados a la detección de lanzamientos de misiles balísticos que son empleados por la Fuerza Aérea americana para rastrear una parte especifica del planeta desde una órbita geoestacionaria mediante radar y sistemas infrarrojos de última generación. El coste de este nuevo sistema de detección espacial redundante se estima en unos 1.200 millones de dólares. Resulta llamativo que el gobierno americano encargue a empresas privadas el lanzamiento y posicionamiento de los sistemas espaciales más sensibles para la seguridad nacional, incluidos los satélites de alerta temprana destinados a dar la primera alarma en caso de ataque nuclear cuando existe una Agencia Nacional del Espacio, la archiconocida NASA creada en 1958, que consumió en 2016 un presupuesto público de 19.285 millones de dólares, pero que desde la baja del programa de los transbordadores espaciales en 2011 no ha recuperado el prestigio ni las funciones anteriores. Ahora esas funciones han sido traspasadas a corporaciones privadas como United Launch Alliance o SpaceX -que precisamente tiene previsto lanzar a primeros de febrero el Falcon Heavy, el cohete más potente desde el Saturno V de las misiones Apollo-.

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